En los últimos años han proliferado clínicas y centros que ofrecen procedimientos mínimamente invasivos con una promesa tentadora: “recupérate rápido y sin necesidad de rehabilitación”. La frase suena atractiva, sobre todo para quienes buscan una solución rápida al dolor o a la limitación funcional. Sin embargo, como fisioterapeuta experta, considero que este enfoque es no solo incompleto, sino potencialmente dañino para la salud a mediano y largo plazo.
1. La rehabilitación no es un accesorio, es parte del tratamiento
Un procedimiento mínimamente invasivo puede reducir temporalmente el dolor o mejorar la movilidad, pero no corrige los patrones de movimiento alterados, las debilidades musculares ni los desequilibrios funcionales que llevaron a la lesión o al dolor en primer lugar.
Si no se aborda la causa, el problema reaparecerá, a menudo con mayor gravedad.
2. Preparar el terreno: la importancia del preoperatorio
Antes de cualquier intervención, el cuerpo necesita estar en las mejores condiciones posibles. La rehabilitación preoperatoria ayuda a:
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Optimizar la fuerza y la movilidad.
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Reducir la inflamación y el dolor previo.
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Mejorar la condición cardiovascular y respiratoria.
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Favorecer una recuperación más rápida y con menos complicaciones.
Ignorar esta fase es como construir sobre un terreno sin preparar: la base será débil y el resultado, inestable.
3. Después de la cirugía: el verdadero inicio de la recuperación
Un tratamiento mínimamente invasivo puede acortar los tiempos de hospitalización, pero no elimina la necesidad de readaptar los tejidos, reeducar el movimiento y recuperar la función completa. La fisioterapia posoperatoria permite:
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Favorecer la cicatrización sin rigideces.
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Prevenir adherencias y complicaciones.
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Reincorporar al paciente de manera segura a sus actividades diarias, laborales y deportivas.
Sin esta fase, el riesgo de recaída o de limitaciones crónicas es significativamente mayor.
4. Marketing vs. ciencia
Las campañas que venden procedimientos “rápidos y sin rehabilitación” apelan al deseo inmediato del paciente, pero omiten algo esencial: la evidencia científica respalda el rol de la fisioterapia antes y después de la cirugía como factor determinante en la calidad de la recuperación.
Lo que se gana en inmediatez se pierde en resultados a largo plazo.
La verdadera medicina no debería prometer atajos. Un procedimiento mínimamente invasivo puede ser útil, sí, pero jamás sustituirá la necesidad de un abordaje rehabilitador integral. La fisioterapia es el puente entre la intervención y la vida cotidiana: sin ella, el camino queda inconcluso.
Los pacientes merecen información honesta y un tratamiento completo, no una promesa vacía de recuperación exprés.
No pongas en riesgo tu salud con soluciones rápidas y parciales. Si estás considerando un procedimiento mínimamente invasivo, asegúrate de exigir un plan de rehabilitación completo, antes y después de la intervención. Tu recuperación no termina en el quirófano: empieza en la fisioterapia.